domingo, 8 de febrero de 2015

...Y seguimos con Walt Whitman y su "Canto a mí mismo"



XXIII

¡Oh, desenvolvimiento interminable del verbo al través de los mundos! Mía es la palabra Humanidad,
una palabra vieja y moderna, forjada con el acero de la fe.
Que se cumpla esta palabra ahora o en los siglos venideros,

nada me importa.
Yo vivo en el tiempo absoluto.
Sólo el tiempo es perfecto, redondo, y todo lo completa.
Sí. Sólo esta maravilla desconcertante y mística del tiempo todo lo completa. Acepto la realidad y no la discuto.
La materia me circunda y me absorbe.
¡Hurra por la ciencia positiva!
¡Vivan las demostraciones exactas!
Traedme coronas de cedro y de laurel.
Honrad esas cabezas:
la del químico,
la del geómetra,
la del gramático,
la del que descifra los viejos jeroglíficos,
la de los marinos que guiaron las naves por mares desconocidos y llenos de peligros, la del geólogo,
la del que maneja el escalpelo
y la del que gobierna el microscopio. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario